martes, 13 de diciembre de 2011

Secuestradores en el Sahel

La noticia de hoy que más me ha conmovido, ha sido la del mauritano que lidera la célula que ha secuestrado a los cooperantes del campamento saharawi. Cuando estuve viviendo en Mauritania, otros tres españoles fueron raptados en la carretera que atraviesa el país de norte a sur. Es la única carretera que puede ser considerada como tal en este territorio desértico, y por eso, para ir a cualquier parte, todos los coches han de transitar por ella. Yo estaba en Nouakchott, que se llenó de periodistas de todas las nacionalidades, y las sensaciones se me mezclaban vertiginosamente.

Hoy no puedo entender que sean mauritanos los que organizan esta clase de atrocidades. Cuando caminaba por la calle, los desconocidos me gritaban “Viva España” y se apresuraban a explicarme que en Mauritania los extranjeros son bien recibidos. Mis alumnos, preocupados, se obcecaban con la idea de que ninguno de sus compatriotas podía ser tan despiadado, y el casero y demás amigos nos ofrecían sus condolencias. Como musulmanes no se explicaban que alguien utilizase el Islam para cometer actos horrendos, y desheredaban a los autores del secuestro de su condición de musulmán, de mauritano y de hombre.

Mauritania es un país de gente buena y pacífica, gente religiosa que, en sus costumbres, busca agradar a Dios. Noticias como la de hoy y la de hace dos años son hechos abominables que no pueden ensuciar el espíritu de un pueblo, hasta hace poco olvidado por Occidente. Espero que todo acabe bien y que no vuelvan a repetirse barbaries así, asimismo tengo la esperanza de que nadie piense en Mauritania como en un mal lugar.

La noticia puede leerse en este enlace y para ampliarla pínchese aquí.